El Presidente Boric y su desafío para el Segundo Tiempo

FELIPE-VERGARA_CC_68721Felipe Vergara Maldonado

Analista Político

Universidad Andrés Bello

El 11 de marzo recién pasado se inició el tercer año de gobierno del Presidente Boric, ello significa que sólo quedan dos para cumplir con las propuestas de campaña que le permitieron llegar a La Moneda. Qué duda cabe que este primer tiempo no ha estado a la altura de las expectativas, pero mirando en retrospectiva, sí podríamos afirmar que se ha ido de menos a más; de aquellos que renegaban de los “30 años” poco queda, rápidamente el presidente Boric acusó el golpe y redefinió una nueva estrategia de gobierno que incluyó con más fuerza al Socialismo Democrático y no en roles secundarios, sino que en ministerios claves como son Interior, Hacienda, Relaciones Exteriores y la Secretaría General de la Presidencia.

Muy probablemente el gran cambio de timón se vio luego del fracaso del plebiscito de salida a la primera propuesta Constitucional, ese 61,8% en contra caló en el Gobierno y los llevó a replantearse ante la derrota, el mejor camino que les permita avanzar en una administración más eficiente y que escucha a la ciudadanía; dicen que uno madura a golpes, este fracaso, sin lugar a duda, reemplazo los shorts por pantalones largos.

El presidente Boric ha sido pragmático para asumir la necesidad de ser un Gobierno que escucha, luego del exceso de confianza mostrado por La Moneda en los primeros meses, vino aquel duro realismo que confirma que gobernar es siempre mucho más difícil que ser oposición; dicho pragmatismo lo llevó a acercarse a los sectores de la ex Concertación, quienes han logrado moderar el descontento inicial, poner paños fríos y retomar la agenda programática.

Comenzando este segundo tiempo se observa a un mandato más sólido y con prioridades claras. La crisis de seguridad se ha transformado en un desafío evidente de este gobierno, se han aprobado varias leyes, actualizado el material policial y entregado mayores atribuciones, evidentemente no basta, pero sí hay una línea clara en este complejo tema, que en varias oportunidades le ha significado al Presidente, replantearse su anterior discurso de cara a la realidad existente.

Independiente de los bastos desafíos pendientes, me atrevería a afirmar que son dos los principales para los años restantes: La Moneda debiera concentrar sus esfuerzos en la Reforma Tributaria, que luego de la derrota vivida el año pasado, es de esperar que se logre avanzar en un Pacto Fiscal que genere los recursos necesarios para potenciar el actual programa de gobierno. El segundo desafío es concretar la Reforma de Pensiones, que ha pasado por diferentes gobiernos sin lograr avances y que ya está en el Senado. No hay duda que para que ésta sea exitosa se requiere seguir negociando en los porcentajes destinados a capitalización individual y a solidaridad. Si este proyecto se logra traducir en Ley, sería uno de los principales legados del Presidente Boric.

Hay otros temas importantes que debieran avanzar, la Ley Corta de Isapres, es uno de esos; el proyecto de Ley de Sala Cuna Universal también es otro desafío que demanda urgencia, como también lo es la reactivación económica y todo lo que ello implica. Varios de estos desafíos requieren de la Oposición para avanzar, los quorum de otra forma no dan y no es misterio que dicho sector ha sido extremadamente duro y hasta intransigente con La Moneda, pero no más (ni menos) que como fueron las oposiciones en los anteriores gobiernos.

Estos años han sido complejos, una economía que no logra despegar, con IMACEC fluctuantes e inflación aun algo alta; con una cesantía que sigue, aunque sean lentamente, en aumento; con conflictos internacionales que como país nos repercuten; con desastres internos como los incendios del 2023 y 2024; una crisis de seguridad; entre varios otros temas. Gobernar es así y el presidente Boric lo sabe, no hay gobierno fácil, no al menos para Chile, sea por desastres naturales, crisis económicas, de salud o seguridad, el rol de Presidente ha sido y seguirá siendo complejo y de más tragos amargos que festejos.

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