Perder un bebé durante la gestación o durante los primeros días de vida, es una situación que crea en la persona que gestó, su pareja y en sus cercanos, un sentimiento de profundo desvalimiento, tristeza, angustia, culpa, vacío o desesperanza. Es lo que se denomina el duelo perinatal.
Esto suele ser un evento emocionalmente fuerte que se puede ver invisibilizado, ya que por lo general no existe un proceso tradicional de entierro del familiar como sucede normalmente cuando alguien muere.
Solitario e invisibilizado, principalmente, porque existe una cultura tabú con respecto a la muerte perinatal, además de pocos ritos sociales que ayuden en este proceso.
Afortunadamente desde septiembre del año 2021 existe la Ley Dominga que asegura el acompañamiento, manejo clínico y trato digno del proceso de duelo perinatal asegurando ciertas prestaciones además de la creación de recuerdos del bebé que se pierde.
Vivir el duelo, es lo más importante. Darse el tiempo de sentir el dolor, aceptarlo. No se debe olvidar, pero si aprender a vivir con ello. Ya que al igual que una muerte de un familiar, aquí se ha perdido a un bebé que debe ser despedido.
Ya habiendo superado el duelo se recomienda asesorarse con profesionales de salud perinatal matrones y/o gineco-obstetras para poder disminuir los factores de riesgo que pudiesen influir en una posible muerte perinatal posterior a la que se vivió.
Angie Demierre Mardones
Académica Escuela de Obstetricia U. Andres Bello
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