Por Rodrigo Díaz Wörner, Gobernador Regional del Biobío
Siderúrgica Huachipato, tiene más de 70 años de historia, y hoy se enfrenta a desafíos críticos que requieren una acción conjunta y decidida de parte de diversos actores del Estado. No se trata solo de un emblema de la historia industrial de Chile, sino de un sector vigoroso que es parte en un ecosistema económico regional junto con empresas textiles, de celulosa, cementos, carbón y pesca, entre otros.
Chile debe defender a Huachipato, por lo que representa, porque su quehacer es motor de cadenas de valor y servicios asociados a su funcionamiento y ha sido un pilar fundamental en el desarrollo económico y social del Biobío y de Chile en su conjunto.
Sus aceros especiales han sido utilizados en la construcción de obras emblemáticas que son reflejo del progreso de nuestro país. Además, la empresa ha sido un generador de empleo esencial, inyectando más de 130 millones de dólares a la economía del Biobío y manteniendo más de 20 mil empleos directos, indirectos e inducidos.
Sin embargo, la competencia de los aceros importados, especialmente los procedentes de China, ha puesto en peligro la estabilidad de Huachipato y, por consecuencia, la estabilidad económica de nuestra región. La sobreproducción de acero chino ha distorsionado el mercado, generando un perjuicio que ninguna medida antidumping hasta ahora, ha podido subsanar.
Es crucial comprender que la situación de Huachipato no es únicamente un problema de la empresa frente a la oferta y demanda de un mercado, sino un problema regional y nacional. Y porque así lo entendemos, nos hemos reunido con representantes de CAP Acero y los sindicatos de trabajadores 1 y 2 de Huachipato para buscar soluciones que protejan a esta industria y a los miles de empleos que dependen de ella.
Algunas propuestas incluyen retrasar el pago de los futuros impuestos verdes y aplicar medidas de salvaguardias en favor del producto nacional. Pero las medidas económicas requieren de una mirada de Estado, porque un acero importado impacta directamente en la soberanía industrial. En la reconstrucción de varias zonas del país afectadas por desastres de origen natural, la industria del acero va a cumplir un papel esencial.
Huachipato además ha evolucionado como empresa, tomando la ruta de descarbonización y explorando las posibilidades de utilizar hidrógeno verde en lugar del coque metalúrgico en la fabricación de acero; comprometiéndose con la reducción de su huella de carbono y un futuro sostenible. Esto no solo beneficia a Huachipato, sino que también contribuye a la meta de reducción de emisiones de carbono de la industria nacional.
El Consejo Regional se comprometió a generar un estudio a cargo de las diferentes universidades de la región, para monitorear los precios del mercado del acero, con el objetivo de generar un indicador que permita a la compañía y al Gobierno, adoptar medidas de salvaguardias ante la competencia desleal.
Sin embargo, debemos ir más allá y desde el Gore Biobío solicitamos que la Comisión Nacional Encargada de Investigar la Existencia de Distorsiones en el Precio de las Mercancías Importadas que abra una investigación, y así el Estado pueda tomar medidas provisorias que permitan resguardar a Huachipato ante este escenario y se logre dilucidar lo que está afectando a la industria.
Estoy comprometido con este esfuerzo y trabajaré para que otras iniciativas – del poder legislativo y del gobierno central- se sumen para asegurar que Huachipato siga siendo un motor de desarrollo para el Biobío durante muchos años más. Juntos podemos proteger nuestro patrimonio, la soberanía industrial próspera de la mano de la protección ambiental, en que las industrias se han comprometido. Huachipato es un activo invaluable para nuestra región, el país y debemos hacer todo lo posible para respaldar su supervivencia y crecimiento.
Leave a Reply