Director del Magíster en Tributación
Universidad Andrés Bello
En la segunda mitad de su mandato, el presidente Gabriel se encuentra frente a una serie de desafíos para su coalición, después de una primera parte complicada para su administración en un contexto marcado por una economía debilitada, caracterizada por un bajo crecimiento, un preocupante desempleo, un tipo de cambio elevado y una alta inflación, atribuida principalmente a la gran liquidez durante la pandemia, debido a los retiros de fondos de pensiones y los bonos entregados en ese período.
El traspié que significó el rechazo al primer proyecto impactó directamente en los cambios propuestos durante la campaña, que habrían sido más fáciles de implementar si dicho texto hubiera sido aprobado. El rechazo del último texto constitucional también puede interpretarse como una derrota para la gestión gubernamental, al mantenerse la constitución vigente.
En parte debido a esto, el Gobierno ha enfrentado dificultades para abordar eficientemente los temas económicos, lo que representa el principal desafío para reconquistar la confianza ciudadana de la mano con los temas de seguridad.
A pesar de esto, el gobierno ha centrado su atención en el Pacto Fiscal y la Reforma de pensiones. Sin embargo, existe evidencia internacional que sugiere que aumentar los impuestos, especialmente sobre la actividad empresarial, puede reducir la actividad económica. La teoría de Laffer argumenta que una mayor tasa impositiva puede generar un desincentivo, lo que lleva a una disminución en los ingresos del Estado, como se observó en la reforma tributaria de Bachelet.
La respuesta frente a este escenario ha sido la idea presentada hace dos semanas de aumentar el impuesto personal para las rentas superiores a 3,2 millones mensuales. Aunque esto podría percibirse como una medida dirigida a los más ricos, en la realidad nacional, familias con ingresos en torno a los 4 millones no son consideradas como ricas, sino más bien de clase media, y no reciben ayudas sociales debido a su nivel de ingresos.
No estoy en contra de aumentar los impuestos personales, pero creo que deberían focalizarse en las rentas más altas, teniendo en cuenta los posibles efectos secundarios. Desafortunadamente, estas iniciativas muestran una desconexión con la realidad nacional y un desequilibrio entre consideraciones políticas o ideológicas y aspectos técnicos, como económicos y tributarios, que deberían primar en este tipo de decisiones.
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