Analista Político
Universidad Andrés Bello
No son pocos los conflictos diplomáticos que ha estado viviendo Latinoamérica en el último tiempo. Tradicionalmente la región se maneja con bastante cordialidad, diferencias las hay y eso están dentro de lo normal, aún más, hay ciertos denominadores comunes que concitan la atención de los diferentes gobiernos y que se hacen recurrentes, como es el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero al nivel que hemos vivido en el último tiempo, claramente no es lo habitual.
La invasión a Ucrania por parte de Rusia generó algunas diferencias, particularmente entre Brasil, que propiciaba una relación más neutral sobre dicho conflicto, asociado evidentemente a los estrechos vínculos comerciales que tiene con el gobierno de Putin, y otros países latinoamericanos, que solidarizaron explícitamente con Ucrania. El conflicto entre Israel y Palestina también ha generado revuelo en la región, pero sus efectos han sido menores, de igual forma, varios países han solidarizado con Palestina, mientras el presidente de Argentina visitaba Israel y lloraba en el mítico Muro de los Lamentos.
Algo similar sucedió recientemente, cuando el presidente Milei, entonces de visita en España, criticó en duros términos al Gobierno de Sánchez y muy particularmente a su señora, situación que ha escalado con el retiro de la embajadora de España en Argentina. Más complejo, y que demuestra lo frágil de nuestra convivencia, es el conflicto vivido hace un par de meses entre Ecuador y México, que luego del asalto a la embajada de este último país, por las fuerzas policiales ecuatorianas, terminaron rompiendo las relaciones diplomáticas entre ambas naciones. Pero también sucedió un desacuerdo bastante notorio entre Argentina y Colombia que concluyó con la solicitud, por parte del gobierno de Petro, de expulsar a diplomáticos argentinos, luego de que el presidente Milei tildará a su homólogo colombiano de “asesino terrorista”.
Chile también ha experimentado algunos episodios tensos con el país trasandino, uno relacionado con los comentarios poco afortunados de su Embajador respecto de nuestro país y otro más reciente respecto de las declaraciones de su ministra de Seguridad sobre la supuesta presencia del grupo terrorista Hezbolá en el norte de Chile, comentarios por los que después tuvo que pedir disculpas públicas. También nuestro país ha tenido más de algún altercado con Venezuela, ya sea por temas migratorios o defensa de los principios democráticos, el Gobierno de Maduro acostumbra a responder poco deferentemente a los emplazamientos de La Moneda.
Otro de los conflictos latentes es el que tiene Venezuela con Guyana por temas territoriales, el que se acrecentó luego del descubrimiento de varios yacimientos petroleros en las costas del pequeño país atlántico.
Lo cierto es que Latinoamérica está viviendo una compleja forma de expresar sus diferencias, perdiendo parte de aquellos principios diplomáticos que debieran garantizar los respectivos gobiernos; si a ello se le adiciona la delicada situación interna que están viviendo varios países de la región, el escenario requiere de aún más atención y cautela en el resguardo de la convivencia pacífica que hemos logrado mantener.
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