Monsalve ante la Fiscalía: el extenso testimonio del exsubsecretario del Interior sobre su vínculo con la denunciante y el episodio del hotel

images (4)Durante cinco jornadas en enero, Manuel Monsalve declaró ante la Fiscalía Centro Norte como imputado por los delitos de violación y abuso sexual. En 63 páginas, la exautoridad de Interior relató sus vínculos con la denunciante, los encuentros y su versión del episodio que motivó la acusación.

Entre el 7 y el 13 de enero, en cinco extensas jornadas, el ex subsecretario del Interior Manuel Monsalve declaró como imputado por el delito de violación y abuso sexual ante la Fiscalía Centro Norte, interrogatorio que dio por resultado 63 páginas con las respuestas de su versión de cómo ocurrieron los hechos que  lo mantuvieron seis meses privado de libertad y por los que arriesga 15 años de cárcel.

Hace una semana Monsalve, tras un recurso de amparo exitoso, logró salir de Capitán Yáber. Hoy su testimonio completo se hizo conocido a través de la prensa:

¿A ella cuándo la conoció?

“Ella tomó contacto conmigo para decirme que estaba en Valparaíso en 2017. Esto a raíz de la primera llamada de su papá, nos encontramos en tres oportunidades distintas. Nos juntamos a comer en Valparaíso, la pasé a buscar a una casa de un familiar, creo que era una tía. Esta casa estaba muy cerca del Congreso, comimos, conversamos y nos agradamos. No establecimos ninguna relación personal aparte de esos tres encuentros. Luego de eso perdí contacto con ella hasta que retomé contacto cuando fue contratada”.

En 2007 fue la primera vez que la vio personalmente. ¿Cómo llegaron a juntarse?

“Ella me llama, por el contacto que había hecho el papá. Recuerdo que fuimos a comer en Valparaíso en un restaurante de un cerro en la noche”.

¿Salieron solos esas tres veces?

“Sí, solos”.

¿Era habitual que usted comiera con mujeres jóvenes en Valparaíso?

“No, no era habitual, pero a veces comía con personas y con mujeres”.

¿Y por qué no se juntó más veces con ella?

“El papá y ella estaban interesados en que consiguiera insertarla laboralmente y no he tenido oportunidades de hacerlo. No la podía insertar en mi equipo parlamentario”.

¿Cuándo volvió a comunicarse con ella?

“No volví a tener conocimiento de ella hasta que ingresa a trabajar a la subsecretaría. Ella ingresó a trabajar en junio de 2023. Su padre había tenido un llamado por teléfono, un acercamiento con una persona de mi equipo. Ella fue incorporada en un proceso de la división de modernización de las policías. No hablé con ella, no la entrevisté, no participé en el proceso de selección. Me enteré cuando ella ya estaba desempeñando sus funciones”.

Monsalve explica a los fiscales que a propósito de la emergencia de los incendios en Viña del Mar del verano de 2024, comenzaron a verse más en las actividades en la zona: “Empezamos a tener nuestras conversaciones vía WhatsApp y desde febrero y ella contesta mis mensajes con emoticones con corazones rojos. Puede ser que una semana después de que se empezara a comunicar conmigo de manera más frecuente, empezó a usar estos emoticones rojos, esto no era común. Esto al principio no me llamó la atención, después se mantuvo como una práctica por unos 4 o 5 meses, hasta junio aproximadamente”.

“En junio se producen conversaciones después de las 18 horas. Mis posibilidades de hablar estaban dadas después de esa hora por mis ocupaciones. En mayo empiezo a compartir prácticas de carácter más personal, ya no de carácter laboral. En una de esas conversaciones ella me cuenta que vive en departamento, que vive sola y que lo que más le gustaba hacer era sentarse en el balcón, fumar cigarro y tomar café. En este proceso de conversación surge la idea de tomarnos un café juntos y ella me dice que lo podemos hacer juntos en su balcón. A fines de junio por WhatsApp le escribo el café y el tabaco y ella me responde con un corazón. Posteriormente el 15 de julio le escribo, pendiente el café, ella me responde totalmente de acuerdo”.

¿Por qué le interesa a usted aceptar esta invitación?

“Porque no le veía nada de malo”.

Volvamos al café y el cigarrillo.

“Esto no se materializó nunca. Hay una fecha en agosto en el marco de un mensaje. Escribo que hay dos tareas pendientes. Una reunión pendiente con Nicolás Torrealba y un café. Y ella responde que sí. Especialmente el punto dos”.

¿Por qué no se juntan?

“Porque no tenía tiempo”.

¿Cuándo supo dónde ella vivía?

“De manera exacta, el 1 de septiembre cuando nos juntamos a comer. Cuando le mando un Uber. Lo del café que se venía conversando previamente muta a un almuerzo. En agosto hablamos dos veces del café. El 15 de agosto quedamos en juntarnos a tomar un café cuando yo llegara de Valparaíso. Que desde avisarle finalmente me atrasé y estaba muy cansado y por otras cosas no pudimos. Posteriormente, me dice, me quedé esperando con mi mejor outfit. Yo entendía con esto que ella se había arreglado. Vestida para ir a tomar ese café. Al día siguiente le pido disculpas por WhatsApp y queda lamentada por el outfit. A esta altura estamos en el mes de agosto y finalmente esto muta a un acuerdo para almorzar. Lo que se ejecuta el 1 de septiembre. Esto no tenía un tenor o motivos laborales. Era un interés personal de encontrarnos y comer”.

¿Usted se acordaba que había comido tres veces con ella en 2007?

“Sí, claro. No era algo que recordara todos los días, pero era algo que recordaba. Sabía que era la misma persona. Ese día llegué al Costanera Center a las 3.30 horas”.

La denunciante en su primera declaración da cuenta del episodio del 1 de septiembre en el Costanera Center. Sostiene que ella iba a una reunión laboral y que concluyó con un sorpresivo beso de parte de su jefe que la dejó en shock, lo que describe como el primer episodio en el que el subsecretario transgredió su intimidad. La versión de Monsalve es absolutamente distinta.

¿Quién eligió el lugar y por qué?

“Yo. Era muy poco frecuente que yo un sábado o un domingo estuviera en Santiago, normalmente o estaba en Viña o en Concepción. Conozco pocos lugares donde comer acá en Santiago. Desde mi perspectiva, el Costanera Center era una buena opción porque lo conocía, sabía llegar, andaba mucha gente y eso era bueno porque yo era una persona muy conocida y me costaba ir a comer a algún lugar porque la gente me reconoce inmediatamente. Y como en el Costanera Center andaba tanta gente, menos atención se me ponía”.

Retomemos el tema del Costanera.

“Llego a eso de las 14 horas, ingresé por una puerta lateral que estaba en Andrés Bello. Habitualmente andaba con jockey, gafas, buzo, entré al Costanera, subí al piso de los restaurantes, me senté en una mesa del restaurante Milá y le escribí (a la denunciante). Le pregunté si quería que le mandara un Uber como gesto de gentileza. Ahí le pedí la dirección para mandarle el auto. Creo que eso fue una conversación por Signal. Le mandé un pantallazo por WhatsApp con la información del Uber, el vehículo y la patente. Ella me dijo súper, con signos de exclamación y luego me avisa que llega en cinco minutos”.

“En ese momento yo estaba tomándome una cerveza, le pregunté qué quería comer, ella pidió una ensalada y yo un lomo de vetado, si no me equivoco. Y le pregunté si quería beber algo y me dijo que sí a un pisco sour. Por lo que pedimos dos pisco sour. Le pregunté si era su trago favorito y ella me dijo que no, que era el vodka y me dice que la próxima vez deberíamos juntarnos a beber vodka”.

“Ella me cuenta cosas personales. Estamos dos horas y ella vuelve a pedir pisco sour y brindamos. Tomamos uno cada uno, en total dos cada uno. Terminamos eso a las 17 horas. Bajamos por la escalera, le pregunté si quería pedir un taxi o caminar. Ella prefirió caminar. Cruzamos Andrés Bello y caminamos hacia el poniente por el lado del río Mapocho. Nos sentamos en el césped, nos mantenemos mucho rato y nos paramos solo cuando oscurece”.

“En esa conversación le empiezo a preguntar si se ha adaptado a Santiago considerando que se trasladó de Curanilahue y que vivía sola. Ella me comenta que tiene una relación, no sé si estrecha, pero intensa con su familia y que no le ha sido fácil adaptarse a Santiago. Le consulté en qué estaba en ese momento. Me dijo que tiene siete pretendientes y se produce un giro en la conversación. Estábamos sentados en el césped, ella se me acerca un poco y me dice, ¿qué es lo que buscas? ¿Una relación afectiva o sexo afectivo? Y le agrega la pregunta, ¿si ahora tienes una relación? En ese momento la conversación gira porque ella se me acerca, se sonríe y yo me acerqué a ella. Le hice una caricia y me dice que hace tiempo que no la acarician, y nos damos un beso mutuo. No hay gesto de rechazo o resistencia. Termina el beso y sigue la conversación. Le digo en broma que si cree que soy el octavo pretendiente”.

“Luego le digo que frente a su pregunta hay que entender lo que hago. Para mí es muy difícil de mantener una relación. No tengo tiempo, no puedo salir en el ámbito público, estoy casado. Es cierto que mi señora está en Concepción y puedo ir de manera poco frecuente a Concepción. Y si tú me preguntas, es más afectivo que otra cosa. Quiero salir a tomarme un café o comer que otra cosa. Son las posibilidades que tengo”.

Después del beso, ¿qué le pasó a usted?

“Nos dimos un beso mutuo que debe haber durado cinco segundos. Lo que entendí es que había un interés en mi persona, de ella hacia mí”.

¿Y de usted hacia ella?

“Había construido el interés de juntarme con ella, y con ello entendí su interés. Ella es una persona joven, medianamente atractiva”.

¿Había un interés suyo?

“Sí, de hecho, ella me dice que había sido agradable, yo le dije que para mí también. Ella me dice, ojalá se repita, a lo que le dije que sí. Yo quedo con el interés de volver a encontrarnos. El encuentro en su conjunto duró como seis horas y media. No tuvo nada de contenido laboral, no se planteó nada por parte mía de compromisos o de agenda, ni ella planteó ningún tema de carácter laboral que tuviera que ver con la agenda o compromisos, nada”.

“En segundo lugar, el beso se produce habiendo luz de día, de modo que hay conversación previa al beso. Posterior al beso, cuando oscurece, le digo que nos vamos. Ahí es donde se camina, tratamos de parar los taxis, y ella pide Uber. En el registro de su Uber debe estar el registro de dónde lo pidió, a qué hora. Lo concreto es que llega el Uber, se sube ella y me subo yo. Nos vamos a su dirección. Nos bajamos en la esquina de Amunategui con General Mackenna. Nos despedimos con un beso en la mejilla”.

Después de lo que ocurrió el 1 de septiembre, según la versión de Monsalve, mantuvo una comunicación “normal y cordial” con su subalterna.

“Esta idea de volvernos a juntar se retoma, aunque no se concreta por diversas razones. Una porque en estas conversaciones se envía WhatsApp, un fin de semana conversamos de ir a comer el sábado y ella no podía porque le dolía la cabeza, al día siguiente me escribe ella y yo no pude contestar, por lo que la idea se mantiene y en la semana la conversación se mantiene normal”.

¿Empezó a darse una mayor informalidad entre ustedes?

“No, En el ambiente de trabajo se mantuvo todo como antes. Podría interpretar presencia de ella en algunas reuniones y gestos o sonrisas. Podría interpretar como un cambio que en las reuniones me miraba más y me sonreía más”.

¿Provocó eso en usted que usted le sonriera más o la mirara más?

“No, yo creo que no cambió mi conducta”.

“Dicho esto, llegaron las Fiestas Patrias y tuvimos una conversación vía Signal el 17, 18, 19 (de septiembre). Ella me contó que estaba en Curanilahue, me comentó que volvía el viernes 20 y dijo: espero que el vodka me esté esperando a mi regreso. Le propuse entonces que nos encontráramos el fin de semana a almorzar y se genera el compromiso de encontrarnos a almorzar el domingo. La escolta me pasó a dejar el hotel, me preguntó a qué hora me pasaría a buscar el lunes de la mañana y acordamos a las 7 AM”.

“Cuando desperté, tipo 12 horas, creo que pude haber llamado por WhatsApp o si le escribí no sé si lo hice por WhatsApp o por Signal. Ella me dice que no puede en el horario de almuerzo, pero que sea a las 18 horas. Le dije que ok y me pide que busque un lugar más cercano al Costanera Center. No salí a almorzar, por lo que pedí un sándwich a través de Uber Eats y empecé a buscar restaurantes en el centro de Santiago, lo que hice a través de Google. La mayoría estaba cerrado por ser domingo y encontré el Ají Seco Místico que está en MacIver y me comuniqué con ella antes de las 18 horas”.

¿Había ido antes a ese restaurante?

“Sí, quizás unos siete u ocho años atrás, creo que fue sólo una vez, pero fue hace varios años. Le ofrecí entonces de nuevo el Costanera o el Ají Seco y ella decidió por el Ají Seco. Posterior a esa conversación le ofrecí pasarla a buscar. Pedí a través de la aplicación Uber, taxi, un taxi, salí con ropa habitual, chaqueta tipo impermeable, porque caía algo de agua, jockey, lentes. Le pedí al taxista cambiar la ruta para ir a buscarla a su edificio. Ingresamos al local, subimos unas escaleras, dimos una vuelta por un lugar que parece la caja, vimos un salón grande y nos instalamos en una mesa frente al ingreso, al lado de una ventana”.

“Era una mesa redonda. Vino un garzón, nos preguntó qué queríamos. Revisamos el menú QR. Yo pedí un arroz con marisco, unas machas a la parmesana. Ella creo que pidió salmón. El garzón nos preguntó qué íbamos a tomar y ella dijo pisco sour y preguntó después si lo normal o catedral y ella respondió que catedral. Me contó que estuvo con la mamá en Curanilahue. No sé si recuerdo todas las cosas que hablamos. Entre tanto llegaron los platos y empezamos a comer. Pedimos un segundo pisco sour”.

¿Qué pasó con los dos primeros sour?

“Nos los tomamos junto a la comida, de ahí en adelante recuerdo haber ingerido el segundo pisco sour, no recuerdo si completo, perdí la noción del segundo pisco sour hasta que despierto el día siguiente en el hotel. Desde ese momento hasta el otro día en la mañana el único que recuerdo era haber estado ingiriendo un segundo pisco sour pero no estoy seguro si lo terminé. Tengo como recuerdo un flashback, lo único que recuerdo desde que ingerí el segundo pisco sour hasta el otro día es un periodo muy breve, que es a lo que llamo como flashback, estas imágenes se las relato a ella en la habitación del hotel”.

“Desperté el día lunes porque tenía la alarma a las 6 y media, tenía dolor de cabeza, me dolía el cuerpo, no me sentía bien, recuerdo que tenía actividades importantes, el comité de inteligencia, un punto de prensa, asumo que había ingerido alcohol y decidí informarle a mi escolta que no iba a salir y le envío un mensaje diciendo que no iba a salir porque estaba con jaqueca y que le avisaría durante la mañana cuando saldría y paralelamente le envío un whatsapp a mi jefa de prensa que estaba con jaqueca y que solicitaba que suspendiera mi presencia en las actividades”.

¿Qué es lo primero que recuerda?

“Haberme desesperado. Estaba oscuro. Las habitaciones están oscuras normalmente a esa hora. Mandé los whatsapps10 para las 7 am, inmediatamente enviado los whatsapp miro para la cama. (La denunciante) estaba acostada en la cama en el lado quedaba hacia la ventana de la habitación. Ella estaba despierta. Creo que la primera frase que le mencioné: parece que se nos pasó la mano”.

¿Cuándo usted se despertó? ¿Ella estaba despierta?

“Cuando me desperté, no. Pero cuando mandé los whatsapp, ya estaba despierta. Ella me dice que tiene que levantarse porque tiene una reunión. Y le pregunté que qué reunión. Si era conmigo, esa reunión no se iba a realizar. Ella me contesta ok. Inmediatamente le digo, creo que se nos pasó la mano. Ella me contesta muy normal: la próxima vez no pueden ser más de dos pisco sour. Le digo: parece que la cagamos. Ella me dic:, o sea, ¿eso es esto para ti? Le dije que no, que me refería a tener que haber suspendido las actividades importantes a las que tenía que ir”.

“Me levanté, busqué mi mochila para sacar un paracetamol de un gramo. Después del paracetamol me volví a la cama y me acosté y empecé a tomar conciencia de que no me acordaba. Le comenté que no me acordaba de anoche. Empecé de manera estructurada a decirle: no me acuerdo cuándo salí del restaurante, no sé cómo nos trasladamos al hotel, cómo ingresé al hotel y qué pasó anoche. Le pregunté si ella se acordaba y ella me respondió lo mismo. No se acordaba cómo habíamos salido del restaurante, cómo habíamos llegado al hotel. Le pregunté cómo habíamos bajado la escalera del restaurante porque había una escalera. Ella me dijo: caminando. No sé si me lo respondió como ironía o lo recordaba realmente”.

¿No le pareció raro pasearse desnudo frente a ella?

“No, dada las circunstancias y la conversación que habíamos tenido previamente, ninguno despertó shockeado. Los primeros minutos de conversación daban cuenta de una situación inesperada para ambos, pero ninguno shockeado, la fase fue: se nos pasó la mano. Le pregunté si se acordaba qué había pasado la noche anterior, ella me dijo que no recordaba. Ahí le conté el flashback, lo único que recuerdo le dije es que yo sentaba en el asiento trasero de un vehículo que ella iba arrodillada en el asiento del copiloto tocando el conductor con ambas manos y tengo la impresión de que el auto se detiene y tú abres la puerta del copiloto para bajar y tengo la impresión que bajé a buscarte, pero no tengo imágenes de haber bajado, solo recordaba lo que dije”.

¿Cuántas personas iban (en el auto)?

“Solo los tres, el chofer y nosotros dos. Le dije que me daba la impresión que ella le iba coqueteando al chofer porque lo iba tocando con ambas manos. Él me dijo: uy qué vergüenza; porque era una situación poco feliz. Después de esta conversación me paré y me fui al baño, ocupé el baño, me duché un buen rato, me sequé el pelo y me puse un pantalón de buzo y volví a ingresar a la cama”.

En ese momento Monsalve alude a la mujer, según su versión lo buscó para intimar, pero que él dijo que “mejor en estas circunstancias no hagamos nada y me recosté al lado. Ella extendió su brazo derecho hacia mí, tocándome, no recuerdo qué me dijo, pero asumí que el gesto era como, no te molestes, por lo que me quedé recostada al lado de ella”.

“En Todo eso ha pasado toda la mañana y en algún momento creo que cerca del mediodía dijo, ¿sabes qué? Me tengo que ir”.

En un momento, se desprende del interrogatorio, los fiscales dudan de la versión de Monsalve y lo encaran por lo inverosímil de que haya señalado que él sintió que esa mañana del 23 de septiembre ella tuvo una conducta en la que se sintió forzado y que por eso la detuvo.

¿Eso no le suena a la defensiva?

“Habíamos despertado de manera no planificada, yo me sentía mal, estaba con jaqueca, había partido como algo agradable pero se había transformado en algo desagradable y se lo traté de decir de manera no agresiva, por eso le dije en estas condiciones no”.

Volvamos a la mañana…

“Pedí retirarme a las 13.30 horas a la hora que llegó mi escuadra tenía que irme a Viña del Mar porque el martes cumpliría funciones en Valparaíso en el congreso. Previo a salir del hotel me llegó un mensaje whatsapp de (la denunciante) a las 12.44 horas y me decía que le avisara si necesitaba que me acompañara en la reunión con el Gore de Valparaíso. Le contesté el mensaje a las 12.48 indicándole que lo vería y que me diera tiempo para ordenarme, me refería a ordenar mi agenda. Ella me contestó a las 12.51 indicándome: súper estaré atenta. Aproximadamente una hora después a las 13.51 le indico que el día siguiente estaré la mayor parte del tiempo en el Congreso y le indico que se quede La Moneda para coordinarnos, ella me responde: súper nos coordinamos”.

En esa parte de la declaración Monsalve trata de explicar el último mensaje que le mandó la víctima por Signal y de lo cual ella dejó pantallazo e incorporó la investigación. Cuando deja de ir a trabajar y de contestar la llamada del subsecretario.

“Quiero aclarar la frase del libro Maniac, hay una parte, una cita que dice: el silencio y la indiferencia es una forma de menosprecio, de ofensa; le envié este mensaje por WhatsApp”.

¿Por qué le escribió eso?

“Esta frase me pareció interesante y mi único afán era compartirlo con ella, no tenía ninguna otra intención, fue enviada en un contexto de normal comunicación con ella”.

¿Usted pensaba que ella iba a entenderlo?

“El miércoles 25 de la tarde le envié un WhatsApp diciéndole: Ven. Ella va a mi oficina, le volví a preguntar si se había acordado de algo. Le consulté de manera metódica cómo lo hice en el hotel, respecto de cómo habíamos salido del lugar, cómo nos trasladamos, qué hicimos, si no se acordaba. Ella me volvió a decir que esto no le había ocurrido antes, que después de consumir alcohol tuviera pérdidas de memoria de 8 a 10 horas. Ella me dice que sale a tomar alcohol con amigas y nunca le había pasado esto. Ella me dijo que se había acordado de haber bebido dos pisco sour y medio, yo le dije que me acordaba hasta el segundo. Ella me dijo tengo un golpe en la frente, le dije que no se lo veía, pero le dije que yo tenía unas contusiones en la cadera y muslo izquierdo, lo que atribuyo a una caída”.

“Ella me dice pudiera habernos pasado lo que pasó a Gonzalo Valenzuela, actor al que drogaron en un taxi, lo llevaron a un cajero automático, le sacaron dinero y había despertado en su casa y no se acordaba de nada de lo que hizo. Ante eso le dije que estaba preocupado porque no me acordaba y le dije que tenía la impresión de que nos habíamos caído. Le dije que habíamos tomado una cantidad excesiva de alcohol y que se explicaba que me hubiera caído y el golpe del muslo y cadera. Le dije si es que me reconocieron, puede haber fotos y videos. Descarté una hipótesis de robo porque no me faltaba nada, ni tarjeta, llaves. Revisé mi cuenta del banco. Le pregunté a ella y me dijo que no le faltaba nada. Yo tenía como hábito andar con 200 mil pesos en efectivo y harto billete de mil. Al terminar la conversación ella me dijo que fue al médico y que ni siquiera le habían pedido un examen”.

Tras esto relata que en ese periodo estaban pasando cosas complejas en el ministerio por la renuncia del general director Ricardo Yáñez que iba a ser formalizado. La discusión de presupuestos se había tensado por esa situación.

“Hasta ese miércoles 25 no tenía señal o evidencia de alguna situación complicada con ella, salvo que ambos estábamos preocupados por no recordar los hechos. Yo temía porque hubiera imágenes del día del hecho, pero jamás temí una posibilidad de que ella se sintiese objeto de algún delito de mi parte. Mi preocupación era ir a un punto de prensa y que algún periodista mostrara imágenes más ebrio o caído en el restaurante”.

¿Le comentó a alguien lo del 1 de septiembre?

“A nadie”.

¿Y los hechos del domingo 22 de septiembre?

“A nadie. Era una situación compleja, pero nada me indicaba que ella sintiera que había sido víctima de una agresión, por lo que me interesaba fundamentalmente recordar los hechos ocurridos y que eso no afectara al Gobierno, por lo que lo manejo de manera privada”.

“Después del 25 mantenemos una comunicación laboral normal, diaria y cordial. No hay ni reproches, ni agresividad, ni nada. No hay señal que indique que hay cambio de conducta, distanciamiento, etc. El fin de semana del 28 y 29 la vuelvo a llamar. El 28 ella no me contesta. El 29 me devuelve el llamado, me dice que está con su mamá y uno de sus hermanos”.

Luego de eso, según la versión de Monsalve, él advierte que como ambos siguen sin recordar nada, no había más alternativa que hablar con la policía. “Le dije, te quiero advertir que una vez que hable con la policía, seguro que se va a filtrar. Tengo asumido lo que esto implica para mí, que es dejar el cargo, tú vas a estar involucrada en un hecho público, por lo cual te quiero pedir tu opinión y acuerdo. Ella se quedó como un poco golpeada, no había evaluado la situación, no había dicho ni sí ni no”.

“Le dije: si lo quieres pensar tienes dos días para hacerlo. La reacción inmediata de ella fue decir, sí, pero lo que yo hice no lo hice consciente. Le contesté que sí, si sé que no te acuerdas, justamente por eso quiero que lo averigüe la policía. Tengo la impresión de que cuando le dije que hablaría con la policía ella se asustó”.

“El miércoles 9 se me empieza a comentar que ella no le contestaba a nadie del gabinete. Le escribí por WhatsApp para preguntarle si la podía llamar porque iba a tener que hablar con la policía sin recibir respuesta”.

Fuente: La Tercera

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