Académico Química y Farmacia
Universidad Andrés Bello
Los virus estacionales, las condiciones ambientales frías y la contaminación favorecen la aparición de cuadros como el asma, la bronquitis aguda o las exacerbaciones de enfermedades respiratorias crónicas. Frente a estos episodios, los inhaladores —popularmente conocidos como “puff”— se convierten en una herramienta clave para el alivio de los síntomas. Pero su utilidad también conlleva responsabilidades.
El salbutamol, por ejemplo, principio activo de muchos inhaladores de acción rápida, actúa dilatando los bronquios y permitiendo un mejor paso del aire hacia los pulmones. Este efecto se produce en pocos minutos, por lo que es ampliamente utilizado para el manejo de crisis respiratorias agudas o como profilaxis previa a la actividad física en personas con asma. Su eficacia y seguridad están ampliamente comprobadas, siempre que se utilice correctamente.
Sin embargo, su uso frecuente o fuera de indicación puede implicar riesgos. Un paciente que necesita inhalaciones de salbutamol varias veces al día podría estar experimentando un control insuficiente de su enfermedad respiratoria, y requerirá una evaluación médica para considerar tratamientos de fondo, como los corticosteroides inhalados. Además, el uso excesivo de salbutamol puede causar efectos secundarios como taquicardia, temblores, nerviosismo y, en algunos casos, hipopotasemia (disminución de potasio en sangre).
En otoño e también invierno aumentan los errores relacionados con la técnica de uso de los inhaladores. Una mala coordinación entre el disparo de la calada y la inhalación puede reducir excesivamente la cantidad de medicamento que llega a los pulmones. En niños o adultos mayores, el uso de aerocámaras —dispositivos que se acoplan al inhalador— puede facilitar la administración correcta del fármaco.
Es importante distinguir entre los inhaladores de alivio rápido, como el salbutamol, y los inhaladores de mantenimiento, que se utilizan todos los días para controlar la inflamación bronquial. No deben confundirse ni sustituirse entre sí. Una educación clara sobre su uso puede mejorar significativamente el control de la enfermedad y prevenir complicaciones.
En este periodo del año, cuando aumentan las infecciones respiratorias y los desencadenantes ambientales, las caladas cumplen un papel esencial. Pero no deben considerar una solución universal ni reemplazar el seguimiento médico. Consultar ante la presencia de síntomas persistentes como tos, sibilancias o dificultad para respirar, y seguir las indicaciones profesionales, son pasos fundamentales para asegurar un uso seguro y eficaz.
Es importante tomar conciencia de que nuestra salud respiratoria no depende solo del acceso a medicamentos, sino también del conocimiento para usarlos correctamente. Informarse, aprender y actuar con responsabilidad permite que los inhaladores sean verdaderos aliados en la temporada más desafiante del año para nuestros pulmones.
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