Valeska Subiabre Cárdenas, Académica Tecnología Médica Universidad Andrés Bello
El hantavirus (cepa Andes) es un virus transmitido principalmente el ratón colilargo, que se encuentra en diversas regiones de nuestro país. Se trata de una preocupación de salud pública, especialmente en zonas rurales y en los meses de verano y donde la probabilidad de contagio puede aumentar debido a las actividades al aire libre y el mayor contacto con la naturaleza.
El roedor silvestre conocido como Oligoryzomys longicaudatus, o ratón colilargo, actúa como el reservorio natural del hantavirus. Su hábitat se extiende desde el sur del Desierto de Atacama hasta la región más austral de la XI Región, en zonas cercanas a fuentes de agua y donde al menos el 70% de la superficie está cubierta por malezas y arbustos.
Investigaciones han revelado la presencia de anticuerpos contra el hantavirus en otras especies de roedores silvestres que cohabitan con el ratón colilargo, como la laucha olivácea (Abrothrix olivaceous), el ratón orejón austral (Loxodontomys micropus) y el ratón de pelos largos (Abrothrix longipilis).
El agente etiológico es un virus ARN del género hantavirus, perteneciente a la familia Bunyaviridae. La infección en humanos puede causar diversas enfermedades, siendo las más comunes el síndrome pulmonar por hantavirus (SPH) y la fiebre hemorrágica con síndrome renal (FHSR), que se transmite principalmente a través de la inhalación de partículas de excrementos, orina o saliva de roedores infectados con este virus, ingerir alimentos o agua contaminados con orina, heces o saliva de estos roedores y tocar cualquier objeto donde haya sido depositado el virus (herramientas, utensilios, muebles, ropa) y luego acercar la mano a la nariz, ojos o boca.
Los síntomas iniciales son similares a la gripe común, fiebre, fatiga, mialgia, cefalea, malestar general, dolores abdominales y musculares, posteriormente se agudizan y se agrega dificultad para respirar, causada por acumulación de líquido en los pulmones. Si se experimenta alguno de estos, especialmente tras haber estado en contacto, ya sea directa o indirectamente, con roedores en las últimas seis semanas, es fundamental acudir de inmediato al centro de urgencia o establecimiento de salud más cercano. Allí tomarán todas las medidas sanitarias correspondientes para diagnosticar la infección viral y controlar la eventual enfermedad y eventuales contagios.
Para minimizar el riesgo de contagio y disfrutar de la naturaleza de manera segura es preciso seguir las recomendaciones del Minsal y tomar acciones como: no dejar alimentos al aire libre y almacenar en recipientes sellados, utilizar guantes y mascarillas al limpiar áreas donde pueda haber roedores, ventilar por 30 minutos las bodegas y leñeras de la casa antes de ingresar al acampar o hacer excursiones, guardar la basura en recipientes con tapa. Si no hay recolección de basura, entiérrela a 50 cm. de profundidad y a 50 metros de la vivienda, elegir lugares bien mantenidos y alejados de la vegetación densa. Se aconseja a la población seguir medidas de prevención, como mantener la limpieza en áreas rurales y evitar el contacto con roedores. La vigilancia y la educación son clave para controlar el hantavirus.
En Chile, el examen confirmatorio para el hantavirus, según el protocolo del Instituto de Salud Pública (ISP), generalmente se realiza mediante las siguientes pruebas ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay) la cual se utiliza para detectar anticuerpos específicos contra el hantavirus en la sangre del paciente, PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), esta prueba se utiliza para detectar el material genético del virus en muestras de sangre, tejidos o fluidos corporales, el cual es especialmente útil en las etapas iniciales de la enfermedad.
El hantavirus sigue siendo un desafío en la salud pública chilena, y es crucial que la población esté informada y tome precauciones adecuadas, especialmente durante la temporada de verano.
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