Medicarse sin control: cuando el remedio se vuelve riesgo

imageEspecialistas de la UCSC explican las consecuencias de la automedicación y recalcan la necesidad de contar con profesionales adecuados.

Según cifras del Ministerio de Salud, el 57% de los chilenos acude a la automedicación, lo que se ha transformado en un problema social, ya que los fármacos se han convertido en la primera causa de intoxicaciones en el país (58%), seguido de los útiles de aseo (18%). La población con mayor riesgo son los niños, los adultos mayores, los pacientes con enfermedades crónicas y aquellos que requieren consumir varios fármacos de manera permanente.

Los medicamentos más usados sin recetas son los analgésicos o antipiréticos como el paracetamol y los antiinflamatorios como el ibuprofeno, naproxeno, ketoprofeno. Asimismo, los antihistamínicos como la loratadina; antigripales combinados, antiácidos, antidiarreicos y fitoterápicos y vitaminas.

El médico y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Nicolás Saá, explicó que el uso de estos medicamentos de manera indiscriminada puede generar falla renal aguda, sangrado, enmascaramiento de cuadros graves y retraso en consulta con especialistas. Entre los principales errores que considera el profesional es el uso prolongado de medicamentos, con dosis inadecuadas para patologías no prescritas en su uso, lo cual hace que el paciente consulte en forma tardía, además, con las complicaciones asociadas.

“En Chile la Ley de Fármacos y su guía pública (BCN) distingue venta directa, con receta y con receta retenida. Sólo los de venta directa pueden publicitarse y exhibirse en góndolas, bioequivalencia e información de precios obligatoria. El Reglamento de Farmacias define ‘receta retenida’ a antibióticos y otros controlados y procedimientos de dispensación bajo control del químico farmacéutico. Mientras que la Ley de Fármacos II refuerza intercambiabilidad/bioequivalencia, medidas de acceso regulado y mantiene que antibióticos requieren receta retenida”, aseguró Saá.

Formación necesaria

Bajo el contexto anterior se vuelve fundamental la formación de químicos farmacéuticos, quienes aportan a la dispensación y el asesoramiento en medicamentos. Por lo que será en 2026 que la UCSC abrirá la carrera de Química y Farmacia, bajo el alero de la Facultad de Ciencias. Este hito tiene un impacto directo en la salud pública pues aportará con egresados de esta área, quienes podrán liderar proyectos en investigación, gestión farmacéutica y control de calidad.

Respecto a este acontecimiento, la académica de la Facultad de Ciencias, Dra. Elizabeth Elgueta indicó que la presencia de un mayor número de profesionales en Química y Farmacia es fundamental para enfrentar este problema, pues son especialistas con la formación necesaria para comprender la toxicidad, metabolismo e interacciones de los medicamentos, evaluar dosis seguras y detectar riesgos asociados a la automedicación.

“Su rol en farmacias comunitarias permite orientar directamente a la población, educando sobre el uso racional de fármacos y promoviendo la consulta médica cuando es necesaria, además de participar activamente en campañas de prevención y extensión. También son claves en la investigación aplicada, generando evidencia local sobre patrones de consumo, intoxicaciones y efectos adversos, lo que respalda la elaboración de políticas públicas y regulaciones más estrictas respecto a la venta y publicidad de medicamentos de libre acceso”, comentó la Dra. Elgueta.

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